lunes, 27 de julio de 2009

Editorial Capítulo 4: El cuerpo

La filosofía moderna tendió a despreciar al cuerpo y a tomarlo como un obstáculo del conocimiento.
A diferencia de ello, en la antigüedad, el cuerpo era indivisible del alma. Como las dos caras de una misma moneda.
Hoy, el cuerpo es mas bien una posesión: como un auto, una casa o un mueble, separado de su entorno, de la naturaleza y de la sociedad que lo contiene. Es por ello que el cuerpo pasa a ser un objeto que nos puede dar beneficios, según como se lo conserve. El ideal de un cuerpo bello de estos tiempos que corren, habla de una delgadez imposible, de curvas pronunciadas o músculos desarrollados y de pieles blancas, pero bronceadas.
¿Quién decide estos ideales? ¿Por qué guían nuestra visa?

Quizás en mayor o menor medida, pero todos atendemos a ellos, como una religión.
Hoy por hoy, el cuerpo se "tunea" como un automovil y mucha gente se somete a cirugías innecesarias por mejorar su cuerpo...
¿Hasta qué punto vale la pena tener tetas gigantes o nariz perfecta?
Quizás sea mejor entender que, como dijo alguna vez el único habitante del asteroide B-612: "lo esencial es invisible a los ojos".

CAM


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