Cuenta la historia que un viajero llegó a la orilla de un río muy grande. En el lado donde estaba, la orilla era peligrosa, aterradora y estaba habitada por bestias salvajes. Al otro lado la orilla parecía segura y sin peligros. Pero no lograba ver ningún puente para cruzar el río, ninguna barca. Entonces decidió construir una balsa con ramas de árbol, hierba y hojas. Y, sirviéndose de las manos y los pies, cruzó el río con la balsa. llegó a la seguridad de la otra orilla, que era tranquila y apacible.
Entonces se dijo: "Esta balsa me ha sido de gran ayuda. Me ha permitido pasar de una orilla a la otra. Estaría bien que la llevara conmigo a todas partes".
Y se alejó, con la balsa a cuestas.
Dicen que el Buda consideraba que aquel hombre, que cargaba con una balsa, estaba desprovisto de razón. Recomendaba a sus discípulos desembarazarse incluso de las cosas buenas, e incluso de una buena enseñanza, para evitar comportarse como locos.
Debemos aprender a ocuparnos de lo que es y despreocuparnos de lo que fue o de lo que podrá ser. Y aprender a encarar las circunstancias favorables y desfavorables sin tanto apego ni tanta aversión.
Hay una sabiduría de la vida que podemos suscitar, fomentar y desarrollar, y así saber desenvolvernos más ecuánime y habilmente con las circunstancias y situaciones que nos toca enfrentar cada día.
domingo, 16 de agosto de 2009
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